miércoles, 24 de junio de 2009

La Hija De Moka - Moka x Tsukune - Rosario + Vampire

La Hija de Moka.
Capítulo Uno: La Caja Misteriosa.
Tsukene caminaba escondido por los pasillos de la Academia, metiéndose a donde pudiera, los padres de sus mejores amigas había venido de visita y como siempre, estaban en su acostumbrada búsqueda para que se casara con alguna de sus hijas, incluso había venido el padre de Moka y la misma Kalua en representación de su madre. Por lo que Tsukune no estaría seguro en ningún lugar.
—¿Por qué todo me debe suceder a mi? —pensó Tsukune asomando la cabeza para ver si alguna de sus amigas estaba cerca, al ver que si, decidió seguir escondido en el laboratorio—. Será que hice algo en mi vida anterior.
Mientras Tsukune intentaba no oler como humano, para que no lo encontraran tan fácilmente. En la dirección, Ruby hablaba de algo muy importante con el segundo Rey Hades, el Director de la Escuela y causante de que Tsukune entrara a la Academia Yokai.
—¿Entonces quiere que Tsukene cuide de esto? —preguntó nuevamente Ruby para estar segura de la decisión del Director, este solo asintió sin decir una palabra—. No cree que es muy peligroso si llegará a caer en manos equivocadas.
—Es el destino de Tsukune, si debía pasar… —Ruby interrumpió.
—Si, si, lo sé, es porque era su destino —el director mostró una sonrisa sombría la ver que Ruby le entendió.
—Dile algo más cuando lo veas —Ruby asintió esperando las palabras del director—. Esta ve no perdonaremos un fracaso, si no cumple esta misión. Será expulsado de la Academia Yokai y se le prohibirá todo contacto con este mundo o sus habitantes.
—Entendido, ahora me retiro —Ruby tomo una extraña caja que estaba sobre el escritorio del director, parecía tener varios sellos sagrados pegados alrededor. Ruby salió de la habitación dejando al director solo, aparentemente.
—Sigo cuestionando esta decisión ¿Por qué justamente a él? —habló una voz que no se sabia de donde provenía—. Odio a ese humano, en especial porque Moka lo eligió —pero el director ni siquiera se inmuto.
—Es su destino como el puente que unirá ambos mundos —comentó el director de lo más tranquilo—. El logrará que humanos y monstruos se unan nuevamente, por algo lo elegimos los tres.
—Debo decir, que ha sido muy interesante el verlo crecer en este tiempo —se escuchó una tercera voz que tampoco parecía tener paradero—. Pensé que a solo un mes de llegar, huiría como lo hicieron los anteriores.
—Su destino es muy diferente —comentó de forma calmada el director sin dejar de ver hacia la puerta, como si buscara algo—. No murió cuando lo descubrieron, incluso logro ocultar su identidad y por un lapso breve de tiempo despertó la sangre de vampiro que había en él.
—Sangre de Vampiro —la segunda voz se notó algo intranquila ante esta declaración.
—Ahora que lo recuerdo, ese muchacho peleo con uno de los demonios más poderosos de este mundo o me equivoco —habló algo sarcástica la tercera voz—. Y sino recuerdo mal, “alguien” le dijo algo así como que cuidará bien del rosario… o me equivoco.
—Si ustedes lo eligieron, es su problema, tengo cosas que hacer —la segunda voz se escuchaba con un cierto aire de vergüenza—. Cuando fallé luego no me vendrán a pedir ayuda como con lo del espejo de Lilith.
—Golpe bajo mi estimado —habló la tercera voz—. Por desgracia no tengo tiempo ahora, tengo un autobús que conducir.
—Caballeros por favor —intento tranquilizarlos el director—. Si nuestro estimado Aono Tsukune falla, es porque así lo decidió su destino.
Curiosamente, todos estuvieron de acuerdo con eso, luego de dejarse de oír ambas voces, el director ahora si se quedo completamente solo. Parecía estar meditando en lo que había acabado de hablar con los otros dos Reyes del Hades.
—Aono Tsukune —pronunció el director con algo de recelo— Serás capaz de ir más allá de lo que dicta tu destino o simplemente perecerás.
Mientras el director esbozaba una sonrisa algo lúgubre y macabra, Ruby buscaba por toda la Academia a Tsukune. Por desgracia sus manos estaban ocupadas, sino hubiera usado su magia para encontrarlo con más facilidad.
—Tsukune, ¿dónde estas? —curiosamente la pequeña caja que al comienzo parecía muy liviana, como para cargarla con una sola mano. Ahora le estaba costando mucho trabajo llevarla a Ruby—. ¿Por qué es que esto se volvió tan pesado de pronto?
Exhausta, Ruby tuvo que depositar la caja en el suelo, cuando lo hizo, la pequeña cajita se hundió en el piso. Ruby asustada, ya que conocía lo que se encontraba dentro de aquella caja, intento levantarla de nuevo, al no poder hacer, hizo lo mejor que podía, usar magia.
—¿Qu-qu-qué le pasa a esto? —pero su varita mágica no funcionaba, era como si la hubieran apagado o peor aun, se le hubieran robado los poderes—. Oh no, es como cuando atrape a Yukari.
Ruby recordó el incidente cuando conoció por primera vez a todos sus actuales amigos, en especial, cuando estos la salvaron de si misma. Luego recordó aquello que le hizo a Yukari y que creía le estaba sucediendo, cuando atrapo a la pequeña brujita en su enredadera y le drenaba la magia para evitar que la atacara.
—Pero eso es magia de nivel muy alto —Ruby miró la pequeña caja—. No puede ser, no creo que “eso” sea capaz de usar hechizos nivel tan avanzado. Ni siquiera Yukari puede hacerlo.
Ruby guardo su varita y volvió a agacharse para levantar la caja, extrañamente, esta vez la levanto como si estuviera llena de aire. Emocionada, Ruby se fue de lo más tranquila en busca de Tsukune, sin darse cuenta, de que en el lugar donde se había hundido la caja, se había hecho un pequeño hueco que daba al piso de abajo.
—¿Qué fue eso? —el rosario de Moka habló, pero esta estaba muy ocupada como para poder oírla—. Oye, te estoy hablando.
—¡Ko-Kokoa-chan! —Moka logró eludir con suerte el ataque con mazo de su hermanita—. ¡Kalua-neesan! —también pudo sujetar a Kalua antes de que logrará alcanzar a Tsukune.
Moka se encontraba en un dilema muy grande como para oír a su contra parte. Por un lado intentaba que su pequeña hermana no la matara y por el otro, que su hermana mayor, no encontrara a su novio para luego andarle llorando en su hombro y terminara transformándose e intentando matar a este. Pero no era la única con problemas.
—Tsukune será mío… digo, de mi hija —sus dos mejores amigas, pasaban problemas iguales con sus respectivas madres.
—Es el prometido de mi hija del que hablas —nuevamente otra pelea se desato en toda la cafetería.
—Mamá-san, Papá-san, podrían ayudarme de nuevo —Yukari como siempre, debía de encargarse de los destrozos, aunque con sus padres presentes era más fácil.
Mientras la cafetería era reparada por décima ocasión, Tsukune por fin lograba eludir a la incansable Kalua, cansado se refugió en el sótano, sin saber con lo que se encontraría ahí. Aunque el sótano era realmente oscuro, casi hasta parecía un calabozo de torturas, como la habitación de cierta profesora de matemáticas; en esta ocasión, estaba muy alumbrado.
—No creí que hubieran aceptado mi sugerencia tan pronto —comentó para si mismo Tsukune al ver lo iluminado que estaba—. Casi nunca bajaba por lo oscuro que estaba, la última vez casi me mato. Iluminado se ve muy diferente.
El sótano más bien parecía una gran bodega, había arrumadas todo tipo de cosas, trajes que nunca más se volverían a usar en la obra de teatro, instrumentos musicales rotos debido a la fuerza de sus usuarios, cientos de libros sobre el mundo humano y diferentes artículos obviamente mágicos arrumados quien sabe porque razón.
—Se parece al rosario de Moka —Tsukine se dirigió hacia lo que parecía una copia exacta del primer rosario de Moka, pero al tocarlo, este se hizo cenizas—. Etto, que bueno que nadie me vio.
Tsukune se limpio las manos de las cenizas y como si nada hubiera pasado, siguió curioseando, por lo menos hasta que el día de padres se acabará y lo anunciaran por los altoparlantes. Aunque lo que Tsukune no sabía, es que debido a las condiciones del sótano, ningún ruido podía entrar o salir de este.
—Esta lleno de artículos muy raros —Tsukune seguía admirando la colección de diferentes artefactos que habían, lámparas de aceite, libros de hechicería, varitas mágicas, entre otros, pero algo llamo su atención más que cualquier otra cosa—. De donde viene todo ese brillo…
Tsukune tuvo que subirse a la pila de cosas raras, trepo sobre una armadura que cuando le metió el pie en el caso, lo quiso golpear; eludió lo que parecía una cuerda que se movía sola y quiso estrangularlo y hasta tuvo que sacrificarse al caerle encima una varita mágica y convertir toda su ropa en un disfraz de noche de brujas. Por fin, superado todos esos percances, logro llegar al objeto que emitía lo que parecía ser, el brillo de toda la habitación.
—¿Qué es esto? —luego de retirarle lo que parecían unos papeles con símbolos raros pegados encima, Tsukune pudo ver de que se trataba el objeto extraño—. ¡Un huevo!
El huevo poseía el tamaño de un huevo de avestruz, pero a diferencia de estos, sus colores eran más brillantes, como si fuera la coraza de algún reptil. Por increíble que pareciera, el huevo aunque era muy grande, no pesaba casi nada, era como si estuviera lleno de aire.
—¿Qué será esto? ¿El huevo de alguna criatura extraña? Quizás sea solo decoración —Tsukune pensó de dejar el extraño huevo donde estaba, pero cuando iba a trepar de nuevo sobre la pila de artefactos, la armadura se levanto y esta vez con amigos—. ¡¡¡A-A-AYUDA!!!
Eran cerca de cinco armaduras enormes y cada una sacó una espada aun más grande, la primera armadura, la que había pisado Tsukune antes, parecía ser la líder del grupo. Esta armadura lanzó un poderoso golpe con su espada, Tsukune apenas y logró esquivar el golpe, pero la espada aunque no lo había tocado y terminó clavándose en el suelo, parecía estar manchada de sangre y Tsukune se dio cuenta de ello.
—¿Có-cómo paso? —Tsukune se toco el hombro izquierdo con su mano derecha, sin soltar el huevo y vio, que estaba sangrando—. Fu-fue la ráfaga de aire.
Tsukune cayó de rodillas al saber que nunca podría con esos enemigos tan fuertes, cerró los ojos esperando que como de costumbre Moka apareciera en el último segundo y lo salvará, pero nada. Cuando la primera armadura logro desencajar su espada del suelo, se reunió con las otras y rodearon a Tsukune, levantaron sus espadas y cuando iba a golpearlo… el huevo en los brazos de Tsukune brilló aun más, las armaduras se desarmaron en el acto, así como la ropa de Tsukune regreso a la normalidad.
—¿Ya estoy muerto? —Tsukune abrió por fin los ojos y vio que las armaduras había caído, además de su ropa había regresado a la normalidad y ya no estaba sangrando—. ¿Habré despertado de nuevo la sangre de vampiro que me dio Moka? Pero no recuerdo haberlo hecho.
Mientras Tsukune trataba de entender que había sucedido, el huevo dejo de brillar y las armaduras se volvieron a poner en pie. Nuevamente la escena se repitió, Tsukune intentó huir hacia la puerta con todo y huevo, pero las armaduras eran rápidas y cuando llego, ya lo habían rodeado. Nuevamente levantaron las espadas, pero esta vez, antes de que lograban blandirlas, la puerta estallo en pedazos y Kurumu con sus garras salta rebanando a las armaduras.
—¡Kurumu! —gritó emocionado Tsuune, las armaduras se volvieron a armar y cuando iban a golear a Tsukune, aparecieron varias tinas y les cayeron encima, las demás fueron traspasadas por trozos de hielo—. ¡Yukari! ¡Mizore!
Pero no hubo tiempo para abrazos, las armaduras se volvieron a rearmar, sin importar las veces que las atacaran, estas regresaban, además, Moka no aparecía. Las chicas comenzaban a cansarse, cuando ya estaban casi sin fuerzas y las armaduras ya las habían arrinconado…
—¡Aono-sama!
—¡Tsukune!
—¡Onee-sama!
Kalua, Moka y Kokoa llegaban por fin a la única habitación en toda la Academia que Kalua no había buscado. Kalua ni bien vio a Tsukune en apuros y se lanzó a los brazos de este… ¡LLORANDO! Moka se lanzó hacia Tsukune para evitar que su hermana lo matara al transformarse y Kokoa se lanzó tras Moka. Tsukune instintivamente levanto los brazos para evitar que lo aplastaran y en el proceso, libero el rosario de Moka, así como los aretes de Kalua... y por desgracia, fue agarrando el vestido de Kokoa.
Narrador: Cuando el Rosario del cuello de Moka es removido, su sangre de vampiro dormida despierta.
Narrador: Cuando los aretes de Kalua son removidos, su sangre de vampiro despierta y libera todos sus poderes, permitiendo convertir su brazo en alas de murciélago
Ko-chan: Cuando el vestido de Kokoa-sama es removido…
Ko-chan no pudo terminar su frase, ya que una avergonzada Kokoa lo golpeo y lo mando a volar muy lejos, sin embargo, Moka y Kalua si se transformaron. Moka fue rodeada por una lluvia de vampiros y al terminar, la convirtieron en la Otra Moka, Kalua por su parte, los murciélagos ocuparon solo su brazo derecho y lo convirtieron en alas. Moka pateo al terminar de convertirse, Kalua lanzó un corte con sus alas.
—¡CONOCE TU LUGAR! —Moka de una patada mando a volar a dos de las armaduras.
—¡BIENVENIDO A TU MUERTE! —Kalua lanzó una sonrisa diabólica antes de cortar con su brazo en forma de ala por la mitad a las otras dos armaduras, estas se volvieron polvo al ser cortadas.
—¡MOKA-SAMA! —Kokoa estaba embobada viendo a Moka, sin percatarse de que la armadura que faltaba, se dirigía a ella.
—Aun quedas tú —tanto Moka como Kalua atacaron a la armadura que quería lastimar a su hermanita, cuando la terminaron, Cocoa se lanzó sobre Moka, pero esta ya se había puesto el Rosario en el cuello. Ko-chan llego volando para decir su parte.
—La pelea de hoy duró 125 segundos —luego fue lanzado de vuelta por Kokoa al recordar lo que paso.
Luego de pasado todo el ajetreo y recuperarse Moka, con una Kurumu, Mizore, Yukari, Moka y por si fuera poco, Kalua, agarradas de Tsukune, este les contaba de lo que había pasado con el famoso huevo que había encontrado. Al verlo con más detenimiento, Yukari se alejo asustada de este, diciendo que sentía que ese extraño huevo le estaba robando su magia. Fue cuando Ruby por fin apareció.
—Muchas, muchas cosas he pasado para encontrarlos, los busque por todos lado —aun cargaba la caja vacia—. ¿Eso es lo que creo que es? —Ruby abrió apresurada la caja y descubrió, que había un agujero en el fondo—. Si, lo es… ¡el huevo de Dragón!
—¿Huevo de Dragón? —comentaron todos al unísono.
—Siempre me pregunte porque no había Dragones en la Academia —comentó Tsukune pensativo.
—Se supone que todos los Dragones fueron cazados hace muchos siglos atrás, por su enorme poder —comentó muy intrigada Kalua—. Como es que hay un huevo de Dragón aquí.
—Larga historia, se supone que era una misión ultra secreta para Tsukune, pero lo más importante ahora es evitar que ese huevo se abra —el huevo comenzó a moverse varias veces, luego comenzó a quebrase—. ¡Aléjense todas de él! Si las ve, su personalidad se quedará grabada en el dragón…
Pero fue tarde, todas rodearon el huevo al saber que dentro de él, había una cría de Dragón por nacer. El huevo volvió a iluminarse y una gran explosión de luz cubrió toda la habitación, cuando la luz desapareció, lo que quedó en lugar del huevo, sorprendió a todos…

El huevo de Dragón comenzó a brillar con mucha fuerza, todas las chicas estaban intrigadas por lo que sucedería, más que nada, porque ninguna había visto alguna vez el nacimiento de un Dragón. Ruby estaba muy preocupada porque según le habían informado, el nuevo Dragón tomaría la personalidad de la persona que viera y con las amigas de Tsukune… eso sería un gran problema.
—¿Por qué nunca me escuchan? —Ruby sacó su varita mágica y usando todos sus poderes, pensó en alejar a las chicas, por desgracia, el tiempo se le acabo—. Y-ya-ya nació.
El huevo emitió un brillo que inundo todo el cuarto, luego, el cuarto quedo absolutamente a oscuras por unos cuantos segundos. Sin embargo, el huevo seguía brillando, cuando acabo de brillar, el cuarto regreso a la normalidad y el huevo, literalmente desapareció de las manos de Tsukune.
—¡Eh! ¿Qu-qué es esto que estoy sosteniendo? —Tsukune, quien aun seguía deslumbrado, sentía que aquel huevo que tenía en las manos, ya no era igual que antes—. ¿Po-por qué siento algo peludo en mis manos?
Cuando ya todos se pudieron ajustar al brillo, notaron que el huevo que sostenía Tsukune ya no estaba, en su lugar, Tsukune se encontraba abrazando de la cabeza a una niña, la cual se encontraba al parecer, muy feliz siendo abrazada. Las chicas, con excepción de Moka, estaban muy enojadas y con algo de envidia de la suerte de esta recién llegada, por lo que decidieron abrazarlo, mientras Moka, tan solo se preguntaba, quien era esa misteriosa niña.
—¡Tsukune-san!
—Tsukune es solo mío, aléjense de él.
—Tsukune, llámame por mi nombre de nuevo.
—Están aplastando a la pequeña.
—Que envidia. Aono-sama, abraza a tu querida Kalua.
—¡Onee-san! ¿Qué le ven a ese idiota?
—Aléjense de Tsukune, están rompiendo las reglas de disciplina.
—¡Chicas, me aplastan!
Curiosamente, la pequeña que estaba siendo también aplastada, comenzó a molestarse, sus ojos se iluminaron con un brillo azulado y su cabello cambio completamente a un tono azul, igual al de cierta mujer de las nieves que la estaba aplastando directamente.
—¡Suelten a mi papá!
De pronto, la niña abrazo con fuerza a Tsukune y lo lanzó hacia atrás, de su cuerpo, sin necesidad de usar sus manos, salieron disparados carámbanos de hielo. Aunque no eran tan peligrosos como los de Mizore, de hecho, estos trozos de hielo se desarmaron al tocar a las chicas. El ataque si impresiono a todas, incluso a la misma chica de las nieves.
—¿Qu-qué fue eso? —preguntó confundida Kurumu al darse cuenta que el ataque recibido, era una débil copia que el de su “mejor amiga”.
—¿Acaso la niña es un Dragón de Hielo-desu? —preguntó intrigada la pequeña hechicera.
—¿Niña? Acaso no te has visto en el espejo brujita —Yukari se enojo y le lanzó una tina en la cabeza a su “amiga” Kurumu.
—Extraño, muy extraño —Mizore seguía analizando los restos de nieve que habían quedado luego de desintegrarse el ataque de la pequeña—. Es demasiado similar a mi primer ataque de hielo. Incluso fallo tan como lo hice a los tres años.
—Oh mi Dios, ¡Ya empezó! —todos se voltearon a observar a Ruby—. Esa niña es uno de los seres más antiguos que existen, un dragón. Y me temo, que todas ustedes ya la afectaron.
Todos estaban muy concentrados en las palabras de Ruby acerca de la niña dragona, que nadie se había fijado, en que la pequeña se había desmayado en el preciso momento en que los carámbanos de hielo se desintegraron, nadie, salvo Moka, que misteriosamente, sentía una extraña conexión con la pequeña.
—¿Cómo esta la pequeña, Tsukune? —Moka se acercó a la pequeña niña, quien lucía algo débil—. Parece que esta muy mal.
—Moka-san, la pequeña esta más fría que antes —el cabello de la niña había cambiado nuevamente a color negro, sin embargo, su temperatura estaba bajando cada vez más—. Ruby-san, que debemos hacer.
—Me temía esto, demasiadas cosas pasaron hoy —Ruby suspiró, levantó su báculo y comenzó a recitar un hechizo en una lengua extraña, luego de acabarlo, todo el cuarto se iluminó en un tono verde azulado. Al acabar, Ruby cayó de rodillas, todas se apresuraron a ver que sucedía—. Estoy bien, como esta la pequeña.
—E-esta mucho mejor —dijo Tsukune quien había puesto su mano sobre la frente de la niña, la cual, ahora dormía placidamente—. Pero, ¿estas bien Ruby-san?
—Mejor regresemos a las habitaciones, necesito descansar y la pequeña igual —comentó Ruby respirando agitadamente—. No dejen que nadie este en contacto con la pequeña, por ahora no les puedo decir más. Pero por primera vez en sus vidas, hagan lo que les estoy diciendo.
Ruby salió usando su báculo como bastón para ayudarse a caminar. Tsukune terminó cargando de la pequeña niña dragón, para rabia de las demás chicas, excepto Moka. Fue algo difícil el trayecto, con todos los padres presentes y alumnos, pero lograron esconder a la pequeña de la vista de todos los curiosos, en esta ocasión, incluso Kalua y Kokoa ayudaron.
—Al fin —Tsukune suspiró aliviado luego de entrar a su habitación, por desgracia, con todas las demás chicas que lo seguían. Aunque estas estaban más interesadas en conocer la habitación del “humano” que en saber de la condición de la pequeña—. Gracias chi… ¡DEJEN ESE! Es mi ropa interior.
—Que linda es tu ropa querido, jejeje.
—Que vergüenza, la ropa de Tsukune-san.
—Mi amor, no deberías avergonzarte, en el futuro yo te lavare la ropa.
—Aono-sama, me encanta tu pijama. Crees que me quede.
—Chicas, dejen eso por favor. Tú también, Kalua-san.
Mientras Tsukune le quitaba cada prenda a sus amigas y las escondía donde no pudieran volver a tomarlas, Moka cuidaba de la niña, atendiéndola como si realmente se tratara de su hija y estuviera enferma. Kokoa se encontraba a su lado, intentando descubrir algo acerca de la pequeña.
—Solo descansa —Moka acariciaba la cabeza de la niña dormida, esta sonrió al sentir la mano de Moka deslizarse por su cabello—. Realmente es muy linda.
—Debo reconocer que esta Moka es muy diferente a mi Moka-Nee-sama —pensaba Kokoa viendo como se comportaba Moka, como si fuera una madre real. En cierta forma le daba algo de envidia—. Si Moka-Nee-sama se hubiera portado así conmigo, supongo que las cosas hubieran sido diferentes.
Kokoa se imagino junto a la Otra Moka, siendo acariciada y mimada por esta, durante una cena en la que ambas compartían su postre, en el baño, bañándose juntas e incluso, durmiendo abrazadas. Luego recordó como habían sido realmente las cosas, durante sus cenas, con Moka quitándole todo, en el baño, con Moka lanzándola al agua pura y hasta en la cama, con Moka durmiendo a pierna suelta y ella amarrada y encerrada en el closet.
—¿Esta mejor la pequeña? Moka-san —preguntó Tsukune, quien por fin había podido esconder toda su ropa.
—Parece que esta bien, no se que hizo Ruby, pero la niña esta mucho mejor —comentó alegremente Moka—. Ahora solo esta durmiendo.
—Esta niña es bastante rara —comentó Mizore.
—Mira quien habla —agregó Kurumu—. Acaso no te has visto al espejo.
—Estoy hablando en serió —Mizore se sacó la paleta que siempre llevaba en la boca y señalo en dirección de la niña—. Hace poco, esta pequeña, uso un ataque de hielo.
—Eso no es novedad, hay muchas otras criaturas que pueden usar hielo-desu —comentó tranquilamente Yukari—. Incluso existe magia en niveles más avanzados que usa el hielo… aun no la puedo usar —agregó algo avergonzada la pequeña brujita—. Pero algún día estoy segura que lo haré-desu.
—Estoy de acuerdo con la brujita —interrumpió Kalua—. He visto a otras criaturas usar ataques muy parecidos a los de las mujeres de las nieves.
—No me refería a la similitud entre poderes —respondió Mizore, luego se volvió a meter la paleta a la boca—. Sino a que, el ataque que uso, fue el mismo que yo use por primera vez cuando tenía tres años. Mi primer ataque de hielo, incluso poseía su misma falla.
—¿Copio uno de tus poderes? —interrumpió Kokoa, quien se había mantenido al margen de la conversación, ya que la tachaba de inútil—. ¿Es posible eso, Kalua-neesama?
—No conozco del caso de ninguna criatura capaz de hacer eso —Kalua se notaba muy pensativa—. Sin embargo, tampoco se que esto sea imposible.
—Existen ataques elementales muy similares —interrumpió Moka—. Pero incluso entre familiares de la misma sangre, sus técnicas sufren ligeras variantes.
—Como nosotras tres —habló instintivamente Kokoa.
—Pero no era una técnica similar, les puedo asegurar, que ese era mi ataque —habló muy seria Mizore—. Lo reconocería, porque me tomo siete meses aprenderlo y aun luego de todos esos meses, mi ataque tuvo esa terrible falla.
—Ahora que lo mencionas —interrumpió Tsukune—. Cuando todas ustedes se nos abalanzaron, la pequeña se molesto y su cabello cambio a un color muy parecido al del Mizore.
—Tsukune, di mi nombre, se oye muy lindo cuando lo mencionas —sonrió Mizore.
—Etto, mejor luego. Necesitamos resolver algunas cosas antes.
—Esta bien, lo esperare —Mizore le sonrió a Tsukune, haciendo que este se asustara un poco.
—Cre-creen que debamos esperar a Ruby-san —comentó Tsukune tratando de evitar a Mizore.
—Ruby sabía mucho de esta niña —habló seriamente Kurumu—. Aunque no imagino, porque cargaba una caja vacía llena de sellos sagrados.
—Es mi imaginación o Ruby sabe más cosas de esta escuela de lo que nos ha querido decir —interrumpió Tsukune, la habitación se quedo completamente en silencio. Pero no paso mucho, antes de que todos descartaran esa idea.
—Si Ruby supiera algo, estoy segura de que nos los diría. Es nuestra amiga —Moka defendió a Ruby—. Aunque si es cierto, que sabía bastante de esta preciosidad.
—Incluso supo que hechizo usar para curar a la pequeña, yo no hubiera sabido que hacer-desu —Yukari se notaba muy sería, al igual que todas las chicas en la habitación.
—Y aunque lo supieras, no hubieras podido hacer nada —se escuchó una voz, todos voltearon de inmediato en dirección de la entrada y vieron a Ruby quien acababa de entrar—. Les dije que fueran a descansar… Olvídenlo, los Dragones neutralizan la magia.
Todos se notaron muy asombrados antes las palabras de Ruby y aunque nadie le creía, debía ser cierto. Ruby, al ver la cara de incredulidad de los presentes, se molestó un poco y levantó su báculo, de inmediato, el suelo se partió y salió lo que parecía ser una raíz de color verde.
—Ru-Ru-Ruby-san, no hagas eso, por favor —imploró Tsukune al ver como destruían su habitación—. ¡Me van a cobrar todos los daños!
Sin embrago, Ruby no hizo caso y lanzó su ataque a sus atemorizadas amigas, sin embargo, cuando iba a alcanzarlas, la raíz se desintegro en el aire. Todas las chicas miraron instintivamente a Yukari, pero esta negó haber hecho algo. Ruby señaló en dirección de la niña dormida, al verla, se dieron cuenta de que estaba emitiendo un pequeño brillo, el cual desapareció cuando el último trozo de raíz se desintegro.
—¿Qu-qué paso? —preguntó confundida Kurumu al darse cuenta de que no fue dañada.
—No era ese el ataque más fuerte de Ruby —Moka, quien también terminó envuelta en la demostración, aun no salía del asombro.
—Ni siquiera yo con mi magia pude detener ese ataque la última vez-desu —comentó muy asombrada y algo asustada la pequeña Yukari.
—Eso es magia avanzada o estoy equivocada —Kalua se notaba muy interesada en el ataque de Ruby, pero más que eso, en la forma como este fue eliminado.
—No lo estas Kalua-neesan, Ruby es una poderosa bruja, aunque viene originalmente del mundo humano. Tal como el inútil de Tsukune —comentó algo molesta Kokoa.
—¿Có-cómo sabes todo eso, Kokoa? —preguntó asustado Tsukune, Kokoa se sonrojo.
—N-no-no es lo que imaginas. Tan solo investigue a mis presas, eso es todo —habló la pequeña vampiresa algo sonrojada—. Además, lo más importante aquí. Es saber que pasa con esa niña.
—Es verdad, que sucedió exactamente Ruby-san —Tsukune lucía algo pensativo—. Sino recuerdo mal, cuando me encontraba en problemas con aquellas armaduras, misteriosamente estas se desarmaron.
—Ahora que lo menciona, Tsukune-san —todas miraron en dirección de Yukari—. Cuando estuvimos peleando con aquellas armaduras, no eran tan fuertes, pero de alguna forma, sentí que poco a poco me iba debilitando-desu. Como cuando me enfrente la primera vez con Ruby-san, creí que era alguna habilidad de esas armaduras guardianas-desu.
—Que curioso, a mi también me paso eso —ahora todas voltearon a ver a la Sucubus—. Los enemigos eran realmente débiles, salvo por su habilidad de rearmarse. Pero creí que entre nosotras podríamos vencerlos hasta que ya no les quedará energía para recuperarse, sin embargo…
—Nosotras fuimos las que nos empezamos a cansar —interrumpió Mizore—. También lo noté, pero no le di importancia… hasta que lo mencionaron.
—Interesante —Kalua acarició el cabello de la pequeña, quien aun seguía dormida—. Así que ese es el misterioso poder de los dragones —Kalua mostró su risa sádica, la que normalmente usaba cuando entraba en su modo de asesina—. Ahora entiendo por qué los cazaron al borde de extinguirlos. ¡No hay mejor presa que un dragón!
—¡KALUA-NEESAMA! —Moka cargó a la niña y la quitó de la cama de Tsukune, antes de que Kalua clavará sus uñas en donde se encontraba antes la pequeña durmiendo.
—¡Lo-Lo-Lo siento mucho! —Kalua comenzó a llorar, como de costumbre, Tsukune nuevamente tuvo que consolarla, hasta que dejara de llorar.
—Una bebé dragón —comentó Kokoa viendo a la pequeña, quien había despertado al ser levantada de la cama—. Cuanto poder hay en esa pequeña cosa.
—No le digas cosa a esta niña tan hermosa —Moka comenzó a jugar con la pequeña que tenía en brazos, esta respondía muy alegre ante todos los juegos de Moka—. Donde estas, no te veo… ahí estas.
—Tanto poder en una niña tan pequeña —comentó seriamente Kalua.
—Y parece creer que mi hermana es su madre —agregó Kokoa muy confundida.
Moka cargo a la pequeña y comenzó a lanzarla al aire, la niña reía cada vez que la lanzaban y Moka muy alegre, cada vez la lanzaba más alto, todas las chicas estaban emocionadas con la escena, incluso las otras dos princesas vampiro.
—No entiendo porque, pero esta pequeña me llena de un cariño especial —comentó Moka de lo más feliz viendo como se reía la niña.
—A mi me alegra que este feliz, Onee-sama —comentó con una sonrisa y algo sonrojada, Kokoa.
—Me encanta ver a mi hermana tan feliz —agrego Kalua—. Es como estarla viendo con su hija.
—Es como la hija de Tsukune y Moka —habló con una sonrisa Ruby, su rostro mostraba un poco de rubor.
Tsukune se incomodo ante estas palabras y sintió algo de temor, al saber lo que harían las otras chicas al escuchar el comentario de Ruby… pero, nada sucedió o mejor dicho, lo contrarió de lo que esperaría. En lugar de lanzar todo tipo de comentarios defensivos, las chicas solo festejaban las palabras de Ruby.
—Momento, esto se parece al poder de Kurumu, su encantamiento —pensó muy seriamente Tsukune, quien ya había sido anteriormente victima de esta habilidad—. Pe-pero es muy diferente al encantamiento de Kurumu, que sucede con esa niña.
Tsukune comenzó a preocuparse con los secretos que escondía esa pequeña y el misterioso encariñamiento de Moka y las chicas, para con la niña. Cuando Tsukune pensaba que nada peor podría suceder, fue cuando se equivoco, Moka lanzó muy fuerte a la pequeña y esta se asustó, al punto de intentar sujetarse de los primero que pudiera y eso, fue sin lugar a dudas el rosario de Moka, despertando a la Otra Moka en el proceso.

Todos se quedaron asombrados ante el acto reflejo de la pequeña dragoncita, tal como lo haría Tsukune, por accidente termino quitando el rosario del cuello de Moka y al igual que él, logró despertar la sangre de vampiro dormida en ella. Lo más sorprendente no era el hecho que no hubieran aparecido toda la lluvia de vampiros que siempre la cubría o que el narrador no hubiera hablado… sino que, en el suelo, estaba la Moka sellada.
—¿Q-Qué rayos paso aquí? —Kurumu se notaba muy exaltada, el haber presenciado el despertar de Moka, en parte la había liberado del encanto de la niña—. ¡Y po-por qué ese demonio enano puede usar mi propio encanto contra mí!
—Tsukune-san, Moka-san… ahora hay dos Moka-san, estoy muy confundida-desu —Yukari quien no podía entender lo que pasaba y en parte al ser más pequeña que las otras, el encanto la había afectado más, termino desmayándose.
—¡Yukari-chan! —por suerte Moka, la que se encontraba sellada, logró detener a Yukari antes de que se cayera contra el suelo—. Estas bien, Yukari-chan.
—¡MOKA-NEE-SAMA! —Kokoa se lanzó a intentar abrazar a la Moka sin rosario, pero esta solo la lanzó a volar con una patada por la ventana—. ¡Qué alegría es sentir el cariño de mi Onee-sama!
—¿Qué rayos esta pasando aquí? —preguntó muy asustado Tsukune—. ¿Po-por qué están ambas Mokas?
—Tiempo sin verte Tsukune —habló esbozando una sonrisa algo tétrica, la Moka sin rosario—. Aunque nunca imagine vernos de esta forma. Hola Moka.
—Ho-hola —habló entre asustada y nerviosa la Moka sellada.
—Moka y Moka, ahora tengo dos hermanas en lugar de una —dijo Kalua de lo más feliz.
—Nunca cambiarás Kalua-san—. Exclamó Tsukune algo más calmado—. Pero Ruby-san, ¿qué haremos ahora?
—No había pensado que sucedería algo así —exclamó Ruby también preocupada—. Muchas cosas si sucedieron hoy.
Mientras todos en la habitación trataban de entender que sucedió y como arreglar lo que había ocurrido al separarse ambas Mokas, nadie se había percatado que la pequeña niña, había escapado por el agujero que había hecho Kokoa al ser lanzada por la patada de Moka.
—Moka-san, ¿estas bien? —habló Tsukune aun confundido.
—Sí Tsukune —respondieron al unísono ambas “Mokas”.
—Esto es muy confuso —exclamó Tsukune jalándose de los cabellos.
—¿Qué les parece esta idea? —Kurumu tomó el rosario de Moka que estaba en el suelo y se lo colocó a la Moka sellada—. Al menos las cosas parecerán algo más normales.
—Es buena idea, Kurumu-chan —exclamó Tsukune algo desilusionado—. Aunque las cosas siguen iguales.
—Y que tal si le ponemos el rosario a la Otra Moka-san —exclamó Yukari un poco más recuperada—. Tal vez se vuelvan a unir-desu.
—Es una buena idea, Yukari —exclamó alegre Tsukune.
—¡Me opongo! —interrumpió la Moka sin sello, todos voltearon a verla—. Por fin tengo un tiempo para salir sin preocuparme por peleas o poner en peligro a Moka. Así que lo aprovecharé.
Diciendo esto, la Moka vampiro salió de la habitación, dejando perplejos a todos los presentes, en especial a la Moka que poseía el rosario. Aunque Moka no lo quería demostrar, lo que le dijo su alter ego, le dolió bastante, al punto de hacerla sentir más que como una inútil, como una carga sin valor.
—Moka-chan —instintivamente Kalua fue a consolar a su hermana y Moka comenzó a llorar en los brazos de esta.
—Creo que sobramos aquí —comentó Kurumu algo triste.
—Por cierto, desde hace rato me preguntaba —interrumpió Mizore, quien había permanecido callada todo el rato—. ¿Alguien vio para donde fue esa niña?
No es de mencionar el alboroto que se armo, cuando todos se dieron cuenta de que la pequeña, que tantos problemas les causo y que quizás, era la única capaz de arreglar todo el embrollo que se había causado, se había escapado. En pocos segundos se armaron los grupos y salieron en busca de la pequeña.
—Oye, que hace esa niña en la cancha —en el gimnasio, la pequeña ya estaba causando de las suyas, interrumpiendo el juego de campeonato—. Saquen a esa niña de la cancha.
—¿De quién es esa niña?
—Debe ser familiar de alguno de los alumnos.
—Se debe haber quedado durante la visita de los padres.
—Pero es peligroso que pasee por la cancha, se podría lastimar.
Ya la mayoría de padres y demás familiares que visitaban la Academia, ya se habían retirado, pero como de costumbre, en ocasiones solían quedarse rezagados los niños pequeños no era nada raro que se perdieran y comenzaran a pasearse por toda la Academia, a veces, por lugares peligrosos.
—Esta prohibido traer pequeños al campo.
—Pobre pequeña, debe estar perdida.
—Saquen a esa niña, interrumpe el juego.
Dos de las animadoras intentaron sujetar a la pequeña, pero esta, se les escabullo de las manos, en realidad, a pocos segundos antes de que pudieran agarrarla, la pequeña desapareció en el aire y apareció varios metros lejos de las chicas.
—Vamos pequeña, no te queremos hacer daño.
—Ve por allá, ten cuidado.
—¿Có-cómo le hizo para escaparse?
—¿Qué clase de monstruo es esa pequeña?
—No lo sé, pero me esta comenzando a molestar mucho.
A la cacería de la niña, quien ahora se había dedicado a lanzar balones de lo más divertida a la cancha de basket; se había unido todo el grupo de porristas, los jugadores de ambos equipos y hasta parte del alumnado que estaba de espectadores en las gradas, viendo el partido. Lo asombroso de todo esto, es que, aunque eran tantos tratando de atrapar a una niña tan pequeña, nadie lo conseguía.
—¡Qué demonios!
—Se volvió a esfumar en el aire.
—¡Allá va!
—Pequeña es por tu bien.
—Sujétenla.
El extraño juego de la pequeña, comenzaba a ser muy molesto para todos, en especial para los jugadores que querían retomar su juego de campeonato. Cuando los alumnos lograron rodear a la pequeña y parecía que ya no tenía por donde escapar, nuevamente esta desapareció con una sonrisa.
—¡SUFICIENTE!
—¡YA ME CANSO ESTO!
—¡BASTA DE JUEGOS!
Varios de los alumnos muy molestos, se transformaron en sus versiones de monstruos, pero ni aun así lograban arrinconar a la pequeña, quien seguía de lo más divertida esquivándolos, creyendo, que simplemente se trataba de alguna especie de juego.
—¿Có-cómo puede hacer eso?
—¿Quién es esa niña?
Cada vez más alumnos se transformaban y se unían a la captura de la pequeña, pero esta, sin importar del tipo de monstruo que apareciera, simplemente se limitaba a seguir esquivándolos, jugando muy divertida. Luego de que ya todos los alumnos en el gimnasio se habían transformado, la pequeña aumentó la velocidad a sus juegos, poco a poco, todos los alumnos cayeron rendidos.
—¿Ya no van a jugal comigo?
Al ver la pequeña, que todos los presentes dejaron de jugar con ella, se sintió vencedora y simplemente, salió del gimnasio, en busca de otro lugar donde continuar sus juegos. Mientras, sin saberlo, las chicas continuaban con su búsqueda.
—¡Pequeña-san! ¡Pequeña-san! —Yukari entró al gimnasio y aunque le extraño que todo el mundo estuviera desmayado en el suelo, no le dio mucha importancia—. ¡Dónde estas Pequeña-san!
—Encontraste algo brujita —Kalua, quien era la compañera de búsqueda de Yukari, simplemente se limitaba a seguirla a donde esta fuera.
—Aun nada, pero parece que nos perdimos un juego muy entretenido-desu —exclamó muy alegre Yukari al ver las pancartas que anunciaban el juego final de la temporada.
—Pues sino esta aquí, vamos a otro lado —Kalua salió del gimnasio algo asqueada, al igual que a Moka, el olor a sudor no la atraía mucho.
En la cafetería, se encontraba un grupo un tanto especial, Kurumu y Mizore, las “mejores” amigas. Aunque sus padres se habían retirado hace horas, las madres de estas aun seguían peleando en la cafetería y ambas chicas, trataban de separarlas.
—¡Mamá!
—¡Madre, detente!
Pero por más ruegos de sus hijas, ambas mujeres no entendían, aun seguían “reviviendo sus años escolares”, recordándose la una a la otra, las faltas que cometieron de jóvenes y lo que sus hijas ahora, jamás harían. En si, todo apuntaba a cual de las chicas se quedaría con Tsukune.
—Mamá, detente por favor —Kurumu intentó parar a su madre nuevamente, pero falló—. Los padres de Yukari no estas aquí, si destruyen algo más… ¡NOS EXPULSARAN!
Aunque fue una jugada desesperada, el grito de Kurumu logró detener no solo a su madre, sino a la madre de Mizore. Ambas chicas suspiraron de alivió, al ver que no se ocasionaron daños más grandes, que unas cuantas charolas cortadas o una mesa rota. Ambas madres se sintieron avergonzadas.
—E-e-en primera es tu culpa —habló muy sería la madre de Kurumu—. Te dije que usarás tus poderes para conquistar a tu chico. No te estas haciendo más joven Kurumu, no pierdas tiempo y hazlo pronto.
—Mizore, debiste haber congelado a tu novio antes —habló también muy sería la madre de Mizore—. Debes llevarlo pronto a casa y tener un hijo con él.
—¡MAMÁ!
—¡MADRE!
Mientras ambas chicas evitaban el sonrojo y que sus madres empezaran otra pelea, Tsukune y Moka, la Moka que poseía el rosario, buscaban por todos los pisos del edificio, sin éxito. Al final, terminaron en la enfermería, que aunque ya la habían visitado, tuvieron que ir de nuevo, porque Moka se sentía mal.
—¿Estas bien, Moka-san? —preguntó Tsukune a Moka, quien se encontraba en la cama, recostada.
—Estoy un poco mejor, gracias Tsukune —habló Moka respirando algo agitada.
—No es común que te canses así, Moka-san —Tsukune se veía muy preocupado, pero Moka, quien ya estaba algo más repuesta, solo intentaba tranquilizarlo—. No crees que tu separación con, pues, ya sabes… la “Otra Moka” te este afectando.
—No lo creo Tsulune, pero gracias por preocuparte por mí —Moka abrazó a Tsukune, este solo cerró los ojos para esperar la famosa mordida de su amiga, pero nunca llego el tan esperado “Kapuchuu”, por el contrarió, Moka solo miró a Tsukune a los ojos y lo beso.
Mientras Tsukune contestaba muy sonrojado el beso de Moka, sin saberlo, alguien afuera los observaba muy sería. Era la Otra Moka, aquella que se separo en aquel extraño suceso gracias a la intervención de aquella pequeña; Moka se notaba algo molesta.
—Así que una nueva rival se ha presentado —Moka sonrió de forma perversa, luego dio un ligero golpe en suelo, creando un gran agujero—. Nunca creí que las cosas llegaran a este punto. Pero ya va siendo hora de encargarme de este asunto.
Moka golpeó la pared, creando un gran agujero, al ver lo que ocurrió, Tsukune y Moka se separaron inmediatamente. Lo que vieron al disiparse el polvo levantado, los asombro a ambos, era la recién aparecida Moka, quien parecía estar esperando algo.
—Muy bien Moka, veamos cual de las dos, será la real —tanto Tsukune como Moka, se asustaron ante esta declaración, sería que la Otra Moka quería en serio pelear con ella.
—¡Mo-Mo-Moka-san! —interrumpió Tsukune—. Sabes que Moka-san no puede pelear. Sería algo injusto de tu parte.
—No Tsukune, me temía que esto pasará algún día —Moka se levantó y salió por el agujero que había hecho la Otra Moka.
Tsukune no sabía que hacer, lo peor, es que sentía como si fuera el culpable de todo. Cuando vio alejarse a ambas “Mokas”, una frase de la Otra Moka comenzó a resonar en su mente “¿Qué harás cuando debas elegir?”. Sabía que algún día debería elegir entre las otras chicas y Moka, pero jamás pensó que tuviera que elegir, entre ambas Mokas. Sin importar que sucediera, Tsukune debía impedir esa pelea.
—¡Debo detenerlas! —Tsukune salió por el agujero hecho por Moka, pero al brincar por este, se tropezó con quien menos hubiera imaginado, aquella pequeña por la que había empezado todo—. Go-gomen, estas bien… Perdón por todo, pero debo detener a Moka.
Aunque era la misma pequeña que había conocido hace pocas horas, causante de tantos problemas, Tsukune estaba por ahora, con la mente en otro lado, lo primero para el por el momento, era detener a ambas Mokas. La niña se notó interesada en las últimas palabras de Tsukune, así que lo siguió.
—Papá va con mamá —sonrió la pequeña antes de seguir a Tsukune.
Tanto la pequeña, como su “padre”, tuvieron que caminar mucho antes de alcanzar a las dos decididas Mokas, ambas habían salido del campus para poder pelear sin restricciones. Terminaron en el mismo lugar, que conectaba el Mundo Humano, con la Academia Yokai, donde ocurrió la primera pelea de Moka, para salvarle la vida a Tsukune y donde fue, su primera transformación.
—De vuelta al lugar donde empezó todo —habló muy sería la Otra Moka.
—Me trae tantos recuerdos —fue la contestación de Moka, aunque lo dijo casi sin pensarlo, estas palabras molestaron más a la Otra Moka.
—Suficiente, aquí acaba todo —la otra Moka salto en el aire y lanzó una patada en picada hacia su versión sellada, Tsukune y “su hija” llegaron tarde, la pelea ya había comenzado.
—Chicas, deténganse por favor. ¡No sabemos que ocurra si continúan esta pelea!
Pero ninguna de las Mokas siquiera escucho a Tsukune, mientras la Moka sin sello peleaba con todo su poder, la Moka con el rosario, apenas y podía esquivar los poderosos ataques de su contraparte. Era una pelea aun más dispareja que la que tuvo a comienzos de año con Kokoa, cuando menos Kokoa le daba oportunidad de esquivar sus ataques, pero Moka no. Por fin Moka se tropieza y su contraparte, se lanza en una última patada en picada, mas cuando va a golpear a la indefensa Moka, la pequeña presente dio un grito asustada y todo, se detuvo

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