miércoles, 24 de junio de 2009

Family Planning - cap 06 - Hana Yori Dango

Los ojos de Tsubaki iban de izquierda a derecha mientras ojeaba el reporte. En algunas partes, ella fruncía el ceño, en otras sus ojos se agrandaban y su cara se contorsionaba como si estuviera a punto de gritar.
Tsukushi no pudo evitar paralizarse, ante Domyouji que yacía indefenso mientras los segundos, no, los años pasaban lentamente frente a ellos. Después de lo que parecía mucho tiempo Tsubaki dejó de leer y en un rápido movimiento tomó a Tsukushi en un fuerte abrazo, dejando caer los documentos del Dr. Nishikaido al piso sin notar que rápidamente un sirviente los recogía y gentilmente los metía en el sobre.
Para ser una mujer con una figura delgada Tsubaki era sumamente fuerte. Tsukushi sentía como todo el aire salía de sus pulmones por el estrangulador abrazo.
Esto debe venir de familia, pensó Tsukushi. Esta fuerza, desproporcionada a su tamaño. ¿Cómo rayos es que ellos nunca han ganado el Campeonato de Peso Pesado de fuerza?
— ¡Oh, Tsukushi! ¡ESTO ES MARAVILLOSO! — chilló Tsubaki, que parecía como si realmente fuese a llorar de felicidad. Sus ojos se veían extrañamente brillantes. Ella la apretó aún más contra si, tanto que Tsukushi sentía como era levantada del suelo.
— Gah... pero... — jadeó Tsukushi, tratando de llevar suficiente aire a sus pulmones de tal forma que pudiera tener el suficiente aliento para decirle a Tsubaki que nada de eso era verdad.
Pero Tsubaki tenía la extraña costumbre de no escuchar a los demás una vez que se le metía una idea en la cabeza. — ¡Oh! ¡Voy a sea tía! ¡Esto es maravilloso! ¡Una tía! ¡Voy a ser una tiita!
Realmente ella quería decirle a Tsubaki que no iba ser tía, pero no tenía corazón para romper su la felicidad.
— Nee-chan...
— Oh, Tsukushi! —exclamó Tsubaki, al darse cuenta de que aún la estaba apretando.
Ella liberó a Tsukushi de su abrazo de hierro y se conformó con sostenerla de los brazos a cierta distancia.
— ¿Va a ser niño o niña?, ¿Voy a tener un sobrino o una sobrina? ¡Oh que tonta soy! No puedes saberlo todavía, ¿no es así?, y pensar que Tsukasa tendría un hijo antes que yo, ¡que felicidad!
Tsukushi no podía decir nada, Tsubaki no estaba escuchando. Ella se había ido a su propio mundo y era imposible romper su fantasía. Mientras más feliz se ponía Tsubaki, menos ganas sentía Tsukushi de decirle la verdad. Ella se veía tan feliz con la noticia... era la primera vez que no tenía ningún escrúpulo en desmentir el plan del F4. Tsukushi no quería herirla, ya que Tsubaki había sido muy buena con ella, tratándola como la hermana que nunca tuvo.
Pero tenía que decirle la verdad ahora. La lastimaría menos ahora que si se lo decía dentro de nueve meses. Seguramente su corazón se rompería, pero la decepción que sentiría Tsubaki, sería mayor después que si se lo dijera ahora. Tsukushi no quería ser deshonesta y decepcionarla.
— Nee-chan, yo... —comenzó Tsukushi muy seria, pero nuevamente fue ignorada ya que Tsubaki continuaba sin escucharla. Al parecer mientras más feliz veía Tsukushi a Tsubaki, menos se sentía inclinada a decirle la verdad. Por ahora, se daría por vencida, en su intento de decirle la verdad a Tsubaki y estaba determinada a dar lo mejor de sí para que este plan se diera y así hacerla feliz, por lo menos durante nueve meses.
— ¡Vamos, Tsukushi! ¡Tenemos que celebrarlo! ¡La noche aún es joven y festejaremos como si fuera 1999, aunque sea cronológicamente imposible! —dijo Tsubaki. Ella se giró hacia el sirviente que momentos antes había recogido el sobre y le ordenó: — ¡Lleve el sobre a la habitación de Tsukushi 
y dígale a Tama que traiga la botella que he estado reservando a la terraza! ¡Vamos, Tsukushi!
Tsubaki agarró la mano de Tsukushi fuertemente y medio jalándola, medio caminando rápidamente la llevó hasta la terraza. Unos minutos después llegó Tama cargando en sus brazos una botella de champagne de color rojo oscuro. Cuando Tsubaki vió a Tama inmediatamente le dijo la feliz noticia.
— ¿Adivina que, Tama? Siéntate primero... si deja la champagne... ¿estás lista?
— ¿Qué sucede, joven ama?
— ¡Voy a ser tía! —exclamó Tsubaki excitada.
A Tama solo le tomó un momento entenderlo todo. Por una fracción de segundo ella miró a Tsukushi fijamente antes de que su expresión se volviera astuta.
— Oho.
— No te rías así —dijo Tsukushi, un poco asustada — Es espeluznante...
— No me llames espeluznante... —susurró Tama peligrosamente, mientras le pegaba en la cara a Tsukushi con su bastón.
— ¡Lo siento! — se disculpó Tuskushi antes de que Tama siguiera golpeándola.
— ¿Así que finalmente el joven maestro tuvo el coraje de acostarse contigo? —sonrió sádicamente Tama — Sabia que al final el podía hacerlo aunque su... salchicha... siempre ha sido muy pequeña. Nunca me gustaron las salchichas, pero las mejores cosas vienen en paquetes pequeños. ¿Es el joven maestro un animal en la cama, o no?
Tsukushi no pudo evitar sonrojarse. Esa era demasiada información para ella así que se quedó sentada en silencio con la cara como un tomate. Sin embargo, no pudo evitar notar que Tama sonaba como Nishikaido y Mimasaka. ¿Acaso la vieja mente de Tama trabajaba igual que la de un playboy adolecente?
— Fue mi idea —dijo Tama orgullosamente, reclamando por los derechos de autor del futuro heredero — Yo le dije a Tsukushi que hiciera un bebe con el joven maestro, así la señora la aceptaría, pero ella se negó. Así que le hable 
al joven maestro sobre este plan. Le dije que fuera un hombre y que diera el primer paso. Al principio me gritó, pero por lo que puedes ver él realmente pensó que era una buena idea. Al parecer ya ha pasado de ser un niño para convertirse en hombre.
— ¿Por cierto, donde está el orgulloso padre? —preguntó Tsubaki — Ese estúpido... ¿dónde está? ¡La fiesta acaba de empezar!
Al parecer el hecho de que ella lo haya noqueado se le había olvidado.
— Lo iré a buscar, joven ama —dijo Tama. Ella se levantó y regresó con Doumyouji que parecía que se había recuperado de los golpes que le propinó Tsubaki. Al parecer Tama estaba burlándose de Doumyouji ya que cuando llegaron a la terraza la cara de él estaba completamente roja y parecía a punto de gritar y por otro lado la expresión de Tama era de completa maldad.
— ¡Tengo una buena técnica! ¿Quién ha dicho que sea un novato solo porque haya sido mi primera vez?
Tsukushi quería que allí en ese preciso momento se abriera la tierra y así poder enterrarse a sí misma.
— ¡Makino! ¿Le has dicho a Tama que era un novato? —le pregunto furioso Doumyouji
— ¡No he dicho nada, tu estúpido cabeza de pulpo! —gritó Tsukushi ¡No tengo experiencia en detallar encuentros sexuales, estúpido!
Pero entonces Doumyouji se dio cuenta que Tsukushi no había dicho nada, sobre la verdad (o mentiras) detrás de sus planes y que ni Tama ni Tsubaki tenían la mas mínima idea de que todo esto no era más que una farsa. Pero por ahora, el no diría nada, ya le preguntaría a ella después.
— ¡Bien, la madre y el padre están presentes! ¡Empecemos la fiesta! —dijo Tsubaki llenando cuatro elegantes copas de champagne — ¡Por la salud del bebe y la madre! ¡Salud!
Tsubaki y Tama bebían sus copas una detrás de la otra, y aunque tenían una gran tolerancia al alcohol cada vez iban quedándose mas y mas borrachas. Ellas querían que todos bebieran por la feliz noticia. Al principio Tsukushi se resistió, pero al final tuvo que sucumbir a la presión de Tsubaki. Doumyouji estaba sentado, solemne y digno, bebiendo a sorbos de su copa de tal forma 
que nunca estuviera lo suficientemente vacía para que una entusiasmada Tsubaki la llenara.
Ahora, ellas bebían por la salud del bebe, el costo de la renta, los precios de los pañales, la intolerancia de la lactosa, la economía, el costo de la vida y por la paz del mundo. Tsubaki estaba completamente desorientada, totalmente fuera de sí, su cara estaba roja por la felicidad y el champagne. Ella se giró hacia una planta ornamental que estaba sembrada en una gran maceta. Sus extrañas hojas rizadas se semejaban al pelo de Doumyouji.
— Ahora... hic... mas te vale tratar bien a Tsukushi, ¿mmkay? Asegúrate de que ella tome clases de Yoga ¡o le darán muchos calambres! Y si la obligas a hacer algo que ella no quiera, te golpearé tan fuerte que tu cara será irreconocible —le dijo Tsubaki señalando autoritariamente a la planta.
— Joven ama —dijo Tama que estaba casi tan desorientada como Tsubaki — Ese no es el joven maestro, el está aquí — mientras decía esto ella empujaba a una sumisa Tsubaki hacia Tsukushi.
— ¿Qué le pasó a ti cara, Tsukasa? — preguntó Tsubaki agarrando la cara de Tsukushi — ¿Cómo es que te pareces tanto a Tsukushi?
— No soy Doumyouji —hipeó Tsukushi tratando de mantenerse en la realidad — ¿Por qué pellizcas mi cara, mamá? Usualmente me golpeas con un sartén o algo de la casa...
Aunque el plan de Tsubaki era que la fiesta durara toda la noche, las tres mujeres, principalmente las dos mayores, estaba tan borrachas que fue imposible seguirle.
Doumyouji les ordenó a algunos sirvientes que llevaran a Tsubaki y a Tama a sus habitaciones. Aunque Tsukushi estaba a punto de sucumbir a la inconsciencia todavía estaba lo suficientemente alerta para regresar a su habitación, algo que iba a hacer cuando Doumyouji la detuvo para hacerle la pregunta que antes no pudo hacerle.
— Vas a seguir, ¿no es así?
— ¿Seguir con qué?
— ¿Cómo es que no les dijiste a mi hermana y a Tama la verdad? Estuviste mucho tiempo a solas con ellas, así que pudiste habérselo dicho.

— No quería decepcionarlas, ella son la abuela y la hermana que nunca he tenido... quería hacerlas felices...
— ¿Planeas decírselos cuando estés sobria?
— ¿Qué es un sobrio? ¿Soba? ¿Se come?
— ¿Vas a seguir con esto?, ¿verdad?
— ¡Ma, ma, sí que has crecido Susumu!
Pensando que era su hermano, Tsukushi le dio una palmadita en la cabeza a Doumyouji, sucumbiendo finalmente a la inconsciencia, colapsando instantáneamente. Fue una suerte que Doumyouji estuviera ahí y la atrapara antes de que ella se hiciese algún daño en la cabeza. Gentilmente él la cargó en sus brazos llevándola hasta su habitación. Ocasionalmente ella murmuraba extrañas palabras como: Examen interno... y Estúpido... Doumyouji...
Pero el no la estaba escuchando, más bien estaba satisfecho. El podría decir que eso era un sí, a pesar de que ella dijera otra cosa.
A la mañana siguiente Tsukushi despertó un poco cansada, pero más repuesta de los efectos del alcohol.
— Argh, ¿Qué sucedió ano...?
Y todo lo que sucedió le volvió a la mente... Tsubaki estaba borracha, Tama estaba borracha y ella estaba borracha. Doumyouji no estaba borracho. Lo último que recordaba era estar en la terraza y que Doumyouji le estaba diciendo algo antes de que se desmayara. ¿Entonces como llegó hasta ahí?
¡Doumyouji me trajo!
Ella sintió sus ropas y miró hacia abajo para confirmarlo.
¡Pijamas! Eso quiere decir... quiere decir... ¿que Doumyouji cambió mi uniforme por pijamas?
Ella sintió como su cara se volvía intensamente roja cuando tocaron la puerta, ella fue a contestar. Era la persona que menos quería ver esa mañana... Doumyouji.
— ¡ERES TÚ! —gritó ella señalándolo con el dedo
— Es de mala educación señalar a las personas —dijo Doumyouji — ¿Ni siguiera le das los buenos días a la persona que tuvo que llevar algo tan pesado de un extremo a otro de la casa?
— ¡TÚ! Acaso me... me... — Tsukushi se detuvo, sin poder terminar la oración.
— ¿Te desnudé? — probó Doumyouji — Si, lo hice. ¿O que acaso piensas que tus pijamas se te pusieron por arte de magia?
La quijada de Tsukushi cayó hasta el suelo y rápidamente en un movimiento auto protector puso sus brazos sobre su pecho, como si Doumyouji fuese a desnudarla nuevamente.
— Estaba bromeando —dijo Doumyouji medio exasperado y medio herido — No soy un pervertido, pero te diré algo... pensé mucho en si te cambiaba yo o si llamaba a una de las sirvientas, al final decidí que fuera la sirvienta, y lamento mi decisión.
— ¡Como sea! —intervino Tsukushi antes de que el se lamentara aún mas. Cambio de tema — ¿Dónde están Tsubaki y Tama?
— Aún están durmiendo, bueno, por lo menos Tama aún lo está, Nee-chan tiene una gran resaca y está descansando, pero bueno, vine a decirte que te cambiaras.
— ¿QUÉ? —gritó Tsukushi ¿Acaso ha venido a ver cómo me cambio?
— No tienes que cambiarte enfrente a mi... si no quieres —Doumyouji le leyó la mente — De hecho, no tienes que cambiarte si no quieres. Te ves muy linda en mi pijama.
Tsukushi se ruborizó, no era de extrañar que fueran tan grandes
En ese momento, Doumyouji no pudo resistirse y la abrazó, el pasó sus brazos alrededor de ella en un gesto protector.
— Como sea, cámbiate. No podemos permitir que en la calle te tropieces con mi pijama —le susurró en los cabellos — Vamos a ir de compras, te esperaré en el vestíbulo.

— No necesito que me compres, ni Gucci, ni Prada, ni cualquier otra cosa —murmuró Tsukushi
— ¿Quién dijo que te iba a comprar eso — rió el quedamente — Vamos a comprar algo más importante, vamos a comprar cosas nocturnas
— ¿Querrás decir maternal, como ropa de bebe? ¿Una cuna? —dijo Tsukushi — Eso es un desperdicio de dinero... especialmente si no vamos a tener un bebe para esas cosas.
— Vamos a comprarte una tripita
— ¿UNA TRIPITA? —exclamó Tsukushi moviéndose hacia atrás
— Si —suspiró Doumyouji — Solo apresúrate, los otros están esperando. No... de hecho, no quiero que te apresures. Quiero que te quedes en mis brazos por siempre

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