miércoles, 24 de junio de 2009

Es A Ti A Quien Quiero - cap 03 - Inuyasha x Kagome

CAP 3
En aquel momento eran las seis de la mañana. Sango fue la primera en despertar. Estiró los brazos al mismo tiempo que bostezaba. Miró a su alrededor para observar a sus compañeros: inuyasha dormía sentado y apoyado en la pared; miroku se apoyaba sobre un brazo, tumbado y durmiendo en el suelo; shippou dormía y roncaba al lado de kagome. Sango miró a su amiga fijamente: incluso dormida, en su rostro se reflejaba el dolor que sentía.
De repente, un ruido familiar empezó a oírse. La chica volvió a mirar a su alrededor para ver si los otros habían oído lo mismo que ella. Pero ninguno parecía inmutarse. Podría ser que aquella vez sólo ella fuera capaz de oírlos? Tal como sospechaba la chica, acto seguido entraron por la puerta un par de bichos de almas muertas. Rodearon delicadamente a Sango y volvieron a salir fuera.
“Quieren que les siga?”- se preguntó a sí misma- “kikyo quiere verme? Qué raro…”
Aun así, la chica cogió rápidamente un manto del suelo, se cubrió con él, y salió fuera para salir a los gusanos.
El frío de la madrugada le atravesó la piel con dureza. Ella se limitó a apretar aún más el manto contra su cuerpo, y empezó a caminar detrás de los bichos. Caminó y caminó a través de la espesura del bosque, siguiendo el ruido y la luz que los gusanos emitían, hasta que al fin, llegó donde estaba ella. Kikyo, al verla, se levantó y fue hacia ella. Después dijo:
- Bienvenida. Quieres saber para qué te he llamado?
- Claro- respondió la chica fríamente.
- Voy a pedirte un favor.
-Pues vas lista- dijo sango a la defensiva- has hecho mucho daño a mi mejor amiga. Si crees que voy a hacer algo que te beneficie estás muy equivocada.
- Lo entiendo. Pero es por el bien de kagome… y por el bien de inuyasha.
- Entonces te escucho- afirmó la chica frunciendo el ceño.
- Voy a contarte lo que pasó entre inuyasha y yo, es decir, la razón por la cual me dejó y volvió con vosotros.
- Y eso por qué?- preguntó sango sin dejar de desconfiar.
- Porque quiero que se lo cuentes a kagome.
- Y por qué no se lo dices tú?
- No seas tan borde. Quiero que se lo digas pero no ahora, sino en el momento adecuado.
- Y cuando sabré cuando ha llegado?
- Cuando llegue el momento lo sabrás. En fin, te lo cuento o no?
La chica lo meditó durante unos breves instantes. Luego, afirmó con la cabeza.
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- C-Cómo?- preguntó sango al cabo de cinco minutos, cuando kikyo terminó su relato- Lo que me has contado es verdad? Me lo prometes?
- Te lo juro.
- Hay algo que no encaja en todo esto. Desde cuando te preocupas tanto por la felicidad de kagome?
- No es kagome quien me preocupa- respondió fríamente la sacerdotisa- si hago todo esto es porque quiero a inuyasha.
Dicho esto y sin despedirse, la mujer dio la espalda a sango y se alejó del lugar.
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Luna nueva. Nuestros protagonistas estaban escondidos en una cueva, iluminados por la luz de una pequeña fogata. Sango se sentía mal: muy mal. Le estaba escondiendo algo muy gordo a su mejor amiga y le dolía que por culpa de eso ella se sintiera tan triste. Durante todo el día había tenido que soportar las miradas de amor y tristeza que se lanzaban inuyasha y kagome. Cuando uno no miraba, el otro le clavaba los ojos encima y no los desviaba hasta que el otro volvía a la realidad.
De repente, rompiendo el silencio, un ciempiés gigante salió de la tierra y empezó a atacarlos. Éste era lila y verde y tenía unos largos tentáculos acabados en punta en la boca. Todos menos inuyasha (que estaba en su forma humana) y shippou, fueron a luchar contra él. Kagome hacía uso de sus flechas sagradas, Sango luchaba con el hueso volador y Miroku utilizaba su bastón. En una situación normal, kagome hubiera acabado con el monstruo de un flechazo, pero por culpa de su desgracia y del dolor que sentía, su cuerpo estaba muy mal en cuanto a poder espiritual, y las flechas le salían normales y corrientes.
Al cabo de una hora de movimiento y lucha sin descanso, kagome cayó rendida de rodillas al suelo: no podía más. El ciempiés se dio cuenta: con uno de sus tentáculos golpeó con fuerza a Sango y Miroku, alejándolos del campo de batalla; con el otro, se dispuso a atravesar a la exhausta muchacha. Ésta se dio cuenta demasiado tarde. Vio venir el mortal tentáculo con tanta rapidez que supo que no podía huir, no había tiempo, de modo que cerró los ojos y se dispuso a recibir el dolor pero…
- Kagome!!!!! NOOOOO!!!
Alguien se interpuso entre ella y el arma del ciempiés. Kagome, aún con los ojos cerrados, notó como, después de ese grito, un líquido espeso le mojaba un poco la cara. Y ese líquido olía a… sangre. Al percatarse de ello, la chica abrió los ojos de inmediato: inuyasha, en su forma humana, se encontraba en el suelo en medio de un charco de sangre, con un agujero mortal en el pecho, a punto de quedarse inconsciente.
- Inu...Yasha…- tartamudeó la chica- INUYASHAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!
FIN DEL CAP 3

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