miércoles, 24 de junio de 2009

Family Fanning - cap 11 - Hana Yori Dango

Mas tarde, esa noche, la policía comenzó el operativo de rescate de Tsukushi. Rápida, pero silenciosamente, los ocupantes de complejo de apartamentos, en el que ella estaba fueron evacuados. Después de eso la policía invadió el edificio, tomando el control de la oficina de vigilancia y de los elevadores. Las calles que rodeaban el edificio fueron acordonadas. Las salidas y las escaleras de emergencia fueron cerradas para impedir que los secuestradores pudieran escapar. Y el Equipo Especial para la Lucha Contra el Terrorismo, enmascarados y armados hasta los dientes, se empezó a mover. El plan del Equipo Especial para la Lucha Contra el Terrorismo era rodear a los secuestradores por todos lados, de tal forma que no tuvieran ninguna vía de escape, y en el proceso arrancar a Tsukushi de sus garras, matando dos pájaros de una sola pedrada; ellos los arrestaban y liberaban a Tsukushi.
— ¿Realmente necesitamos al Equipo Especial para la Lucha Contra el Terrorismo? —dijo Doumyouji por la manera meteórica en que el operativo policial se había intensificado — Solo son unos delincuentes profesionales que quieren sacarme dinero.
— Son terroristas, porque tienen el potencial de arruinar la economía, Terroristas financieros —replicó Shihichi Kudo — Además de vez en cuando necesitamos tener un verdadero drama, y que mejor que tener a la chica que ha formado parte de los titulares con su unión de cuentos de hadas.
Los F4 estaban sentados en un largo autobús de la policía, que estaba estacionado en una silenciosa esquina de la calle, este servia como centro de control de la operación, parecía un autobús cualquiera, excepto por las extrañas antenas y las antenas parabólicas que estaban pegadas a el que sobresalían como un pulgar adolorido. En el interior era una amplia gama de ordenadores con sistemas operativos especializados y todo tipo de dispositivos extraños que incluso Doumyouji no había visto jamás. He wasn't even sure why he was allowed into such an area - wasn't this unprofessional conduct? Él no estaba seguro del por qué se les había permitido estar en esa zona, ¿no era ésta un conducta poco profesional?. P- but he supposed that the F4, all being men of high profile, were given some suponía que al ser el F4, todos hombres de gran influencia, se les daba cierto margen de libertad. A media contingent had been alerted to the unfolding hostage drama and had gathered around the scene of crime, and the police had decided to allow the F4 access to the police bus to give them some privacy (as well as preventing them from blurting anything that may hinder police operations.) Un grupo de reporteros de los medios de comunicación se habían enterado sobre la evolución del drama de rehenes y se habían reunido en torno a la escena del crimen, así que la policía ha decidido permitirle al F4 el acceso al autobuses policial para así poder conseguir cierta intimidad (también para prevenir cualquier cosa que pueda obstaculizar las operaciones de la policía.)
Ah, las ventajas de ser rico y famoso! Realmente Doumyouji nunca había sido un ávido fan de los dramas policiales, pero él sentía que después de esto su opinión cambiaria.
El comandante del departamento del Equipo Especial para la Lucha Contra el Terrorismo finalizó los planes con el Detective Hattori Heiji y Shinichi Kudo, ultimando detalles. Desde el plano del edificio, el apartamento 27H daba cara a cara a la parte oeste del complejo, un dormitorio y una cocina con ventanas hacia en esa misma dirección. Dos escuadrones de cinco miembros del Equipo Especial para la Lucha Contra el Terrorismo fueron a invadir el apartamento 27H simultáneamente. El quipo rojo, estaban divididos por colores, iba a entrar por la cocina desde el techo. Y el equipo azul, iba a entrar a través de la puerta principal.
La policía no tenía idea de cuantos secuestradores estaban envueltos, pero en un estimado de sus expedientes era alrededor de cinco, un número en el que confiaban que sus diez bien armados hombres pudieran manejar fácilmente. Otra cosa que desconocían era donde estaba exactamente Tsukushi. Pero suponían que o bien estaba en el salón o en la habitación.
— Equipo Rojo, equipo Azul —dijo el comandante del Departamento del Equipo Especial para la Lucha Contra el Terrorismo, por el micrófono — ¿Están listos?
— Equipo Rojo listo —replicó el líder de equipo Rojo, si voz resonó a través de autobús.
— Equipo Azul también está listo.
— Son las 22:55. A las 23:00 horas, a mi mando, el equipo rojo entrará balanceándose por las ventanas y el equipo azul irrumpirá por las puertas. Una vez que hayan avistado a Tango Uno, deben confirmarlo vía radio, El resto debe cubrirlo hasta que haya salido por la puerta con Tango Uno a salvo. No pueden descender a rápel porque Tango Uno esta embarazada, y si la hacen abortar tendré que pagar el precio con mi cabeza. Además no tendrán tiempo de equiparla. Una vez que Tango Uno esté segura, tienen que asegurarse que ninguno de los secuestradores pueda escapar. Quiero capturarlos a cualquier costo, vivos o muertos, pero preferiblemente vivos para así poder interrogarlos. Finalmente, les deseo buena suerte, la necesitarán.
Doumyouji sintió que todo era muy real y cruzó sus dedos. La policía estaba muy confiada, pero había muchas variables en esto, el solo esperaba que todo saliera bien.
Esperaba ver a Tsukushi pronto, ser capaz de sostenerla en sus brazos una vez más.
— ¡Demonios! —dijo Gin golpeando el teclado de su laptop. Había estado checando su cuenta en el exterior, y el balance no se había incrementado ni un céntimo — ¡Ese chico no ha depositado ni un centavo aún!
— Creo que se la razón — dijo uno de sus cómplices, un fornido hombre llamado «Vodka» — Mira por la ventana
Gin corrió a la ventana y maldijo por lo bajo. El estar tan alto del piso le permitía tener una excelente vista de todo lo que sucedía en la calle. Ellos habían sido rodeados y la policía había redirigiendo el trafico hacia otra parte.
— Al parecer estamos rodeados, chicos... y chica —añadió el cuando su única cómplice mujer, llamada Sherry lo miró furiosa.
Su último cómplice, Tequila encendió la televisión para ver si había algo sobre ellos, un reportero estaba en el medio de todo diciendo algo. Ella estaba parada fuera de de un lugar que extrañamente se parecía al complejo de apartamentos vecino.
— La misión para liberar a la Señorita Makino aun continúa en proceso. La policía no ha dado ningún detalle, sin embargo...
Gin maldijo fuertemente
— Nos han atrapado —dijo el peligrosamente — Dame el arma
— ¿Qué vas a hacer? —dijo Sherry sorprendida
— ¡Voy a matarla! —dijo el, tirando el cigarrillo que había estado fumando al suelo y aplastándolo.
— ¡No puedes matar nuestra única carta de triunfo! ¡No vamos a salir de esta si la eliminas! —gritó ella, reteniéndolo en vano — ¡Solo seremos capaces de salir de esta si la tenemos como nuestro rehén!
— ¡Sueltame! ¡No me importa! — Este es el castigo que ese estúpido niño rico va a obtener por no acatar mis ordenes! —el se libro de ella de un tirón, tomo su arma y abrió la puerta del cuarto donde estaba Tsukushi atada.
Los ojos de Tsukushi se abrieron desmesuradamente cuando vio que el entraba con el arma en sus manos. Ella quiso gritar, hacer algo para detenerlo o alertar a los vecinos, pero no pudo su boca estaba amordazada.
— ¡Mmmmm! —gritó ella detrás de la mordaza
— Eres muy molesta — susurró el con el dedo en el gatillo — Adiós
Tsukushi cerró los ojos fuertemente
Este es mi final, pensó ella, Lo mejor de mi vida fue conocerte, Doumyouji...
Te amo...
Adiós...
De repente hubo un gran estadillo. Pero ella no sintió ningún dolor. Ella abrió sus ojos y se encontró con que la ventana había sido destrozada, rápidamente ella cubrió sus ojos para protegerse a su misma de los fragmentos de cristal. Dos hombres uniformemente cubiertos de los pies a la cabeza, saltaron en una demostración de agilidad, a pesar de las pesadas armas que cargaban.
¿Mas secuestradores?, pensó ella cansadamente. Los cinco hombres se parecían a los secuestradores, cubiertos de negro desde la cabeza a los pies, excepto que parecía que ellos llevaban toda clase de armamento del cual los secuestradores carecían. Estaban mejores armados y protegidos.
Uno de los hombres la descubrió y rápidamente la agarró poniéndola sobre sus hombros de modo que ella estaba con su cabeza colgando detrás de la espalda de él.
— Rojo cinco tiene a Tango Uno —dijo el.
Ella no tenia idea de que rayos significaba eso, y tampoco a donde iban, pero el la había salvado de que le dispararan. Mínimo, ella sentía un fuerte agradecimiento hacia esos dos hombres.
— ¡No! —gritó Gin lanzándose hacia ella tirando del gatillo de la pistola, pero el otro hombre le disparó en una pierna haciendo que el tiro se fuera en la dirección equivocada, hacia el techo.
— Rojo cinco cubierto —dijo el otro hombre, sus ojos firmemente puestos en Gin, quien ahora se estaba retorciendo de dolor en el piso, su sangre cubriendo su pierna izquierda mientras el gritaba y maldecía.
Rojo cinco, quien fuera que sea, rápidamente la llevó fuera de la habitación, a través del salón, donde ella nunca había estado, y se encontró con que cinco hombres vestido de la misma forma que los otros dos habían rodeado a los otros tres cómplices. Otros tres hombres estaban registrando las otras habitaciones del apartamento en busca de más criminales que se estuviesen escondiendo.
Sin más que echarles un vistazo a los otros hombres, Rojo cinco corrió hacia la puerta principal del apartamento hacia un desierto corredor donde un ascensor los estaba esperando. Controlado por el cuarto de seguridad desde el primer piso, el ascensor automáticamente cerró sus puertas y empezó a descender. Cuando las puertas se cerraron el hombre la bajó donde le desató las cuerdas que la amarraban y la mordaza de su boca. Finalmente ella se dio cuenta de quienes eran ellos, viendo el logo bordado en su uniforme, ella entendió que, de hecho, era un policía.
Tsukushi sintió que la sensación le regresaba a sus extremidades, no se había ejercitado mucho en estos últimos dos días. Ella se estiró y dio brincos tratando de relajarse. Casi tuvo ganas de bailar.
— Muchas gracias por salvar mi vida —graznó ella con voz ronca. Anteriormente ella no había tenido mucho que tomar y tampoco había hablado excepto las veces en las que ella tuvo que confirmarle a Doumyouji que estaba con vida.
El hombre ni la miró ni dio señas de que la había escuchado.
Tsukushi no le dio importancia al desaire. Ellos habían llegado a la primera planta y las puertas del ascensor se abrieron. Lo primero que ella vio fue lo que mas deseaba ver en estos dos últimos horrible días.
— ¡Doumyouji! —gritó ella corriendo fuera del ascensor hasta sus expectantes brazos. Ella sintió la emoción bien dentro de ella y rompió en lágrimas.
— ¡Makino! ¡Estás bien! ¿Te hicieron daño? —dijo Doumyouji desbordante de alivio.
Cuando uno de los Equipo Especial para la Lucha Contra el Terrorismo había confirmado que tenía a Tsukushi el había salido del autobús y corrido hacia el lobby para esperarla, a pesar de las órdenes de la policía de que todavía era peligroso. Su pequeño cuerpo envuelto entre sus brazos hizo que cada puñetazo que había asestado valiera la pena, al saber que ella estaba viva y bien. Él acarició su pelo suavemente y de manera protectora se apretó mas a ella.
— No más que los de la Eitoku —dijo ella — ¿Recuerdas lo que dije? Ellos no me lastimaron más que lo que lo hizo un gran e intimidante cabeza de pulpo.
Doumyouji rió. El sabía a que exactamente se estaba refiriendo.
— Pero... —susurró ella — Pensé que iba a morir. El ... el sacó un arma, y si la policía no hubiese llegado en ese preciso momento, yo hubiese muerto... —Tsukushi miró alrededor buscando al policía que la había rescatado, pero una vez completada la misión el había desaparecido.
— Yo... yo... —Doumyouji intentó disculparse, pero por alguna razón, el nunca fue capaz de decir la palabra “lo siento” de forma apropiada.
— Está bien —dijo Tsukushi leyendo su mente, pasando sus dedos por sus labios — Entiendo. No estoy tan loca como tu, por el momento.
Doumyouji simplemente la sostuvo aún más fuertemente. Él no necesitó palabras para expresar sus sentimientos. Solo se acerco mas a ella , y cuando sus labios estuvieron a punto de encontrarse...
— Discúlpenme, ¿Señorita Makino? —dijo un paramédico, apareciendo entre ellos y arruinando su momento románticamente sensible del modo mas decepcionante que era posible.
Rápidamente Tsukushi saltó lejos, con la cara tan roja como una remolacha de la vergüenza. La cara de Doumyouji pasó por todas las sombras de una gloriosa puesta del sol. Se habían olvidado por completo de la presencia de la policía y no habían notado a los medios, a los cuales finalmente les habían permitido acercarse un poco más al edificio y estaban tan cerca de ellos como las barricadas de policía les permitían. Habían muchos destellos de flash de los fotógrafos que trataban de conseguir algunas fotos de su beso.
— Um... umm, ¡qué! — tartamudeó rápidamente Tsukushi a nadie en particular — Solo me estaba asegurando que no tuviera comida en sus labios ¡Si! ¡Esos es!
— Tiene que venir al hospital para hacerle un chequeo —dijo el paramédico, pretendiendo no haberse dado cuenta de que estaban a punto de besarse — Tenemos que estar seguros de que usted y su bebe están bien y que no haya sufrido ningún trauma, y si es así, para que reciba el tratamiento adecuado.
— Um... está bien —insegura, siguiendo al paramédico.
— No te preocupes —dijo Doumyouji, apretando su mano de modo tranquilizador — Iré contigo
Él no soltó su mano cuando se dirigieron a la ambulancia que estaba aparcada dentro de las barricadas de policía. Cuando salieron del edificio más flash de cámaras destellaron. Tsukushi subió en la ambulancia con Doumyouji detrás de ella. Cuando el paramédico estaba a punto de cerrar la puerta, ella tuvo un fugaz vistazo de sus secuestradores siendo escoltados por el lobby por nueve oficiales del Equipo Especial para la Lucha Contra el Terrorismo. Finalmente era capaz de ver sus rostros, los cuales no había visto en todo el tiempo que estuvo secuestrada ya que los habían cubiertos con un pasamontañas. En cambio, su apariencia divirtió todos los medios alrededor de ellos.
Una vez que Tsukushi estaba segura en la camilla, y Doumyouji asentado en la otra, la ambulancia arranco y se dirigió hacia el hospital más cercano.
— ¿Qué se supone que voy a hacer allí? — le preguntó ella al paramédico que la atendía
— El habitual, una evaluación para ver si usted ha sufrido algún trauma psicológico, estudios para asegurarse que usted esté bien, y que su bebé también bien; ya sabe, ningún aborto espontáneo ni nada. Un shock por lo general causa abortos espontáneos.
— Ah, muy bien —dijo Tsukushi — ¡QUÉ! ¿MI BEBÉ?
Por toda la agitación de los pasados días, por poco olvidaba que se suponía que “llevaba” un bebé. Por la cara de Doumyouji, al parecer él también lo había olvidado.
— ¡No! ¡No quiero un chequeo! —gimió Tsukushi, moviéndose y luchando contra la camilla.
— ¡Por favor, Señorita Makino! ¡No luche! —dijo el paramédico, viéndose muy asustado.
Tsukushi tenía que encontrar una manera de escaparse del chequeo. No había ningún poder en la tierra le hiciera pasar por él.

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